Varanasi, ciudad sagrada hindú a la orilla del rio Ganges, con más de un millón de peregrinaciones al año, muchas de ellas con la intención de morir allí, normalmente incinerados para echar las cenizas al río sagrado. Las familias menos pudientes sin dinero para financiarse una cremación, arrojan directamente al río los cadáveres, que aparecen ante nuestra mirada como fardos a la deriva.
La casta de los intocables, en el más bajo nivel de la jerarquía social, dedicada en Varanasi a uno de los trabajos peor considerados (la manipulación de cadáveres para la cremación) ha ido creciendo económicamente a raíz de la gran actividad de los crematorios, que proliferan a la orilla del Ganges.
En este ambiente de la ciudad sagrada, el gremio de los hilanderos produce una de las mejores sedas del mundo. Controlados por una familia de empresarios, los hilanderos trabajan minuciosamente, organizando y reorganizando los hilos de seda con una técnica centernaria. A pesar de la monotonía y dureza de su quehacer cotidiano, ellos realizan su trabajo con entusiasmo y pasión, con la satisfacción de pensar que los más pudientes llevarán encima las sedas que ellos fabricaron con esmero.
.La casta de los intocables, en el más bajo nivel de la jerarquía social, dedicada en Varanasi a uno de los trabajos peor considerados (la manipulación de cadáveres para la cremación) ha ido creciendo económicamente a raíz de la gran actividad de los crematorios, que proliferan a la orilla del Ganges.
En este ambiente de la ciudad sagrada, el gremio de los hilanderos produce una de las mejores sedas del mundo. Controlados por una familia de empresarios, los hilanderos trabajan minuciosamente, organizando y reorganizando los hilos de seda con una técnica centernaria. A pesar de la monotonía y dureza de su quehacer cotidiano, ellos realizan su trabajo con entusiasmo y pasión, con la satisfacción de pensar que los más pudientes llevarán encima las sedas que ellos fabricaron con esmero.
